Tenemos que admitir que en el ecosistema de startups no hacemos un buen trabajo de hablar sobre el costo más importante de fundar una empresa de tecnología: nuestro bienestar mental y emocional. Cada aspecto de crear y desarrollar una startup tiene un costo humano que debemos entender para poder gestionar y evitar que afecte nuestra salud y el desempeño de nuestra startup.
Cuando hablamos de construir startups, mencionamos muchos costos: costos de desarrollo y herramientas, salarios, el costo de buscar inversión, etc. pero rara vez hablamos del costo que podríamos argumentar tiene el impacto más grande: el costo emocional.
Debemos imaginar que podemos asignar un valor numérico a cuánto «capital emocional» tenemos en el banco, como tener un saldo de la cantidad de resiliencia, optimismo y bienestar físico y paz mental que nos queda. Los fundadores de startups no solo se quedan sin capital financiero, también se quedan sin capital emocional.
En este estudio de Startup Snapshot en colaboración con Intel Ignite, Econa, Arnon-Tadmor Levy, y The Zell Entrepreneurship Program se indica que el 72% de los emprendedores encuestados reportó que ser fundador/emprendedor les afectó su bienestar mental. Además, solo el 23% reportó haber recibido terapia y el 81% reportó que no comparten abiertamente su estrés, ansiedad, preocupaciones y miedo con otras personas.
Queremos abrir esta conversación para ayudarte a navegar esta otra parte humana de ser fundador de una startup. Veamos algunas áreas en las que todos los fundadores agotamos recursos emocionales y algunos consejos prácticos para manejarlas.
El costo emocional de la soledad
En roles profesionales tradicionales estamos acostumbrados a tener colegas en los que nos podemos apoyar emocional o técnicamente. Ser fundador de una startup, sobre todo en los procesos iniciales, es un camino solitario.
Incluso cuando tenés un co-fundador es normal sentirse solo porque los días laborales son largos y técnicos y cuando llegás a tu casa, tu familia o amigos no entienden realmente tu contexto. No es que no quieran estar ahí para vos, es que no tienen las herramientas para entender lo que estás pasando. Hasta podrían no entender por qué estás construyendo esta startup en vez de buscar opciones más seguras, lo que te lleva a comunicarte menos con ellos para no sentirte juzgado.
Recomendación práctica: Buscá grupos o comunidades de fundadores en tu área o tu industria, asistí a eventos y conocé a otras personas que entiendan lo que estás pasando. En todos los ecosistemas de startups existen grupos que se reúnen presencialmente o en línea. Participar en eventos o comunidades es una excelente manera de reducir el desgaste emocional, ya que gran parte de esa ansiedad proviene de no darse cuenta de que todos están pasando por lo mismo. Simplemente poder hablar de ello abiertamente hace una gran diferencia.
En todos los países centroamericanos (y del mundo) existen comunidades virtuales que comparten por medio de WhatsApp, Slack o Discord. ¡Buscá uno y apoyate en él!
El costo emocional de trabajar contra el reloj
La naturaleza de las startups es que nacen peleando contra el reloj, ya que deben de encontrar un producto que tenga mercado, construir el producto y lograr rentabilidad (o conseguir financiamiento) antes de que se agoten los recursos limitados con los que comenzaron. Esto lleva a que el proceso de fundar una startup tenga mucha presión de trabajo contínuo y estrés por manejar el desarrollo y las finanzas al mismo tiempo.
Si bien este proceso resulta ser emocionante y motivante, también tiende a ser desgastante a nivel físico, emocional y mental—sobre todo si no se tiene una estructura sana para llevarlo.
“Crear un startup es posiblemente una de las cosas más complejas que he intentado en mi vida profesional, y el balance mental es algo que se queda de último la mayoría de las veces; sin embargo, es la herramienta principal para lograr superar la montaña rusa de emociones que implica hacer crecer una compañía de alto impacto,» compartió Pedro Gutiérrez, CEO y cofundador de Avify.
Si no se gestiona este desgaste es común que los fundadores lleguen a un estado de “burnout” en el que, por más prometedor que haya sido su startup, no logren continuar construyendo.
De acuerdo con el reporte State of Buronout in Tech 2022, elaborado por Yerbo, el 42.8% de personas que trabajan en startups tienen probabilidad de sufrir burnout. Las que más padecen de este agotamiento físico y mental son precisamente sus fundadores o personas con roles de liderazgo.
Recomendación práctica: Nadie puede asegurar el tiempo que tomará para encontrar product-market fit (PMF), ni llegar a alcanzar la rentabilidad. Eso significa que tenés que tomar las medidas para cuidar de tu salud mental y física para transitar indefinidamente por un camino incierto.
Para contar con un bienestar integral estable y sano es importante evaluar cómo te sentís y actuás a nivel físico, laboral, emocional y energético. Además, tenés que asegurar que tengás una estructura de descanso/sueño, dieta y ejercicio que permita mantener tus niveles de energía altos y que te ayude a lidiar con la ansiedad. El mito heróico de dejar de dormir para construir tu startup no sólo no es real, sino que tiene un costo emocional del que podrías no recuperarte.
Estos costos emocionales deben de sumarse a los costos legales, de desarrollo y planilla que un fundador realmente debe pagar para mantener su startup en camino. No es necesario pretender que somos máquinas o que podemos hacerlo todos solos o que mostrar nuestra parte emocional es una señal de debilidad. Tenemos que reconocer que no es un camino emocional fácil y que lo que vas a invertir en capital económico y técnico lo vas a invertir mucho más en capital emocional. Si no lo reconocés, no lo vas a poder gestionar y si no lo gestionás, puede ser la razón por la que tu startup quede a medio camino.
Es sumamente importante que podamos comenzar a hablar de estas cosas más abiertamente y que, juntos, nos generemos más ayuda en reducir el costo emocional de fundar una startup.