Bueno, no…la Navidad nace de hechos culturales y religiosos y es una celebración que data del siglo II. Pero la Navidad como la conocemos fue re-escrita, por la mayor parte de la historia no fue tan popular.
Hoy la celebración secular de la Navidad parece que siempre fue una verdad universal. Las luces, los regalos, el árbol decorado y Santa Claus son parte del paisaje de diciembre desde que tenemos memoria. Pero hace 200 años, no era así. Navidad era una celebración religiosa conmemorada por algunos religiosos, pero la Pascua, de hecho, era mucho más importante. ¿Qué pasó?
En 1843, Charles Dickens publicó A Christmas Carol, y la historia de Scrooge capturó un espíritu más familiar y generoso. Más adelante, la mezcla de costumbres europeas que llegaron a Estados Unidos junto con poemas como The Night Before Christmas popularizaron a Santa Claus. Ya en el siglo XX, marcas como Coca-Cola hicieron su parte: campañas publicitarias le dieron a Santa su imagen moderna de traje rojo y barba blanca, consolidando una festividad que hoy no podríamos imaginar diferente.
El mundo en el que vivimos hoy, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestras creencias, nuestras rutinas, prácticas populares: todo fue creado por alguien como vos y como yo.
“Todo lo que ves a tu alrededor que llamás vida fue creado por gente que no era más inteligente que vos. Y podés cambiarlo, podés influenciarlo, podés construir tus propias cosas que otras personas puedan usar.” — Steve Jobs
Como founders nuestra misión, aunque no nos demos cuenta, es moldear y crear el mundo en el que vivimos. Vemos una mejor manera de hacer algo, o vemos algo que tiene que existir y nos dedicamos a que ese mundo exista. La meta no es sólo crear riqueza para nosotros mismos, sino también generar valor para nuestros clientes y, ojalá, el mundo en general.
Hoy suena impensable un mundo en que no nos lavemos los dientes. Claramente el mundo es mejor desde que tenemos buenas prácticas de higiene dental, ¿verdad? Pero no siempre fue así.
¿Por qué te cepillás los dientes?
En los 1920s, solo el 5% de las personas se lavaba los dientes.
La higiene dental no era una práctica común hasta que una marca de pasta de dientes, Pepsodent, la popularizó. Claro, Pepsodent estaba motivada por vender más pasta de dientes, pero vender más y crear impacto positivo no son excluyentes.
En los 1920s el cine era la actividad más amada por la gente y las estrellas de cine las personas más famosas que podían existir. Pepsodent apalancó el movimiento cultural y le prometió a la gente que podían tener una sonrisa de “estrella de cine” con sólo comenzar a lavarse los dientes.
Es una locura pensar que antes la gente viviera sin lavarse los dientes pero así era. Por dicha, la estrategia de Pepsodent pegó y una década después, el 85% de los estadounidenses se cepillaba los dientes a diario.
Lo que hoy vemos como un hábito básico incuestionable, nació de un grupo de personas — no es una verdad universal.
Mirá a tu alrededor
Regalar anillos de compromiso de diamantes es una invención, sin embargo hoy lo vemos como la práctica más normal. Antes del siglo XX, no era común que un anillo de compromiso tuviera un diamante pero la empresa De Beers convenció al mundo de que un diamante es el símbolo eterno del amor. Hoy, es una tradición casi universal.
¿Por qué es popular desayunar jugo de naranja y cereal? ?¿Por qué nos lavamos el pelo todos los días? ¿Por qué celebramos el Día de la Madre o San Valentín? ¿Por qué todos los años hay Black Friday? ¿Por qué usamos tarjetas de crédito?
Todas estas cosas parecen naturales, pero en realidad son creaciones recientes, impulsadas por personas que vieron una oportunidad de moldear el mundo en que vivimos para generar valor para ellos y para otros.No te limites a lo que existe hoy. Si tu producto resuelve un problema real o crea una nueva necesidad, podés cambiar la forma en que las personas viven su vida diaria.
La lección para founders
Si estás construyendo tu startup, tu lección más importante es que el mundo que vemos hoy no es inamovible. Fue creado. Y vos podés crearlo también.
Si querés que tu visión de mundo exista y que tu producto genere valor, podés tomar una página del libro de las personas que moldearon el mundo antes que vos: crear el contexto donde tu producto resuelve un problema o satisface una necesidad y enseñarle a tus clientes cómo vivir en ese mundo es mejor que quedarse con el mundo actual.
- Pepsodent no vendió pasta dental, vendió un mundo donde todos los días podíamos sentirnos como estrellas de cine.
- El cereal (aunque científicamente no fuera cierto) nos vendió un mundo que los doctores decían que era más saludable.
- La Navidad pasó de ser una celebración religiosa menos famosa que la pascua al evento del año practicada por personas religiosas y seculares.
Como dijo Alan Kay: “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo.”
Fundar una startup y hacerla crecer no es sólo crear un buen producto técnico, sino asegurar de inventar y promover el mundo donde ese producto tiene sentido y genera valor.
El mundo no está escrito en piedra. Lo escriben personas como vos.