Aunque todo sea barro, no es lo mismo tinaja que jarro
Manejar de mi casa en Curridabat a la oficina de Caricaco Ventures me da bastante tiempo para filosofar, y una de estas mañanas me cuestioné cómo llegué al mundo de la inversión de capital de riesgo.
La verdad creo que fue por suerte. Nunca en mi escuela, colegio o universidad me mencionaron nada de poder crear tecnología o soluciones que cambiarán el mundo.
Mi única referencia sobre emprender fue mi papá. Tengo bastante fresco los recuerdos de las vacaciones de colegio “ayudándole” y aprendiendo lo difícil que era. Sin embargo, por alguna razón, terminando la universidad en mi mente solo estaba trabajar en una multinacional, de hecho recuerdo bien que las opciones laborales para el futuro que tenía mi grupo de compañeros era trabajar en una multinacional o en el gobierno.
Nuestro sistema educativo (del cual estoy sumamente agradecido) nos prepara para trabajar para alguien y ha funcionado super bien, pero creo que para llevar a nuestra región a otro nivel tenemos que cambiarlo.
Les preguntamos lo mismo a los founders del portafolio (“¿Cuándo se les sembró la semilla de emprender?”) y ¿adivinen? Ninguno nos mencionó que en el colegio o universidad les sembraran la idea de emprender. 1/3 conocieron de emprendedor por negocios familiares de los padres, 1/3 lo sabían desde jóvenes sin influencia de nadie y el resto lo conocieron trabajando en empresas de tecnología.
Si a nosotros, que estamos en la industria activamente, nos costó tanto llegar, ¿cómo vamos a esperar que de la noche a la mañana nos convirtamos en una potencia en la creación de startups y capital de riesgo? Necesitamos crear, desde muy pequeños, una cultura emprendedora y esto lleva tiempo. Un estudio reciente del BID en colaboración con Fundación Crusa concluyó que en Costa Rica tenemos lo que se conoce como un Thin Market (faltan startups y faltan inversionistas) en la industria de capital de riesgo.
¿Saben cómo el estudio indica que lo tenemos que arreglar? Fomentando una cultura emprendedora.
Hasta acá no he dicho nada que los que estamos en la industria no sepamos, pero el problema es que somos muy poquitos en la industria y necesitamos más para poder cambiar una cultura. Lo poco que conocen las personas fuera de la industria parte de errores conceptuales grandes (no por ignorancia, sino porque hemos quedado debiendo en la educación de que es emprender). Hoy me quisiera concentrar en dos de estos errores:
ERROR 1: Usamos el término emprendedor para TODO
Hace poco participé en un taller que organizó el MICITT (Ministerio de Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones de Costa Rica) que tenía como objetivo dar insumos para una estrategia nacional de apoyo a emprendedores. Participábamos organizaciones que apoyamos emprendedores desde diferentes aristas. Conforme la conversación avanzó se notó claramente que había dos grupos: los que apoyaban emprendimientos tradicionales y los que apoyamos startups de base tecnológica.
Es precisamente esta distinción la que todavía no hacemos fácilmente a nivel cultural y estructural. Son dos animales completamente diferentes. No se puede comparar Casa 30 (mi emprendimiento tradicional) con Zunify o Paggo del portafolio de Caricaco.
Casa 30, la mejor soda en Tres Ríos, requirió un menor monto inicial de inversión, tiene un público meta que son los vecinos o las personas de la zona que pasan por la soda y, si bien puede llegar a ser gigante, es probable que crezca de manera más lenta.
Boxful, el proveedor de infraestructura de ecommerce en nuestra región, requirió un monto de inversión órdenes de magnitud más grande y tiene como meta atender todos los países de Centroamérica y en 18 meses llegó a superar la barrera de US$ 1 millón de ventas anuales.
Mis necesidades en Casa 30 son: capital de trabajo, ferias para dar a conocer mi oferta y facilidades con la tramitología para operar. Las necesidades de Boxful son levantamientos relevantes de capital para crecer, contratación de personal altamente calificado y homologación de regulaciones entre países para facilitar las aperturas.
No los podemos llamar igual porque en esencia, son diferentes. Por eso en Caricaco Ventures hemos tomado la decisión de referirnos como Founders a los emprendedores de startups de base tecnológica.
PD: Si van a Casa 30 y dicen le leyeron el boletín tienen 50% de descuento en el almuerzo.
ERROR 2: Tendemos a dar connotación negativa a la palabra emprendedor.
Hace un mes organizamos un desayuno con mujeres emprendedoras en Caricaco Ventures, y una de las participantes nos mencionó que ella prefiere llamarse empresaria porque los emprendedores suelen estar asociados con cosas pequeñas. ¡No la culpo! ¿Cuántos no han escuchado a personas decir que alguien está emprendiendo porque se quedó sin trabajo? Y, claro, eso puede haber pasado, pero un emprendedor es totalmente lo contrario a algo pequeño del cual sentir vergüenza.
El 90% del parque empresarial en nuestros países lo constituyen personas que se animan a saltar el vacío y emprender. Todos los empresarios que las personas admiran hoy en día empezaron como emprendedores. Tenemos que cambiar esta mentalidad y darle el valor a la palabra. En Brasil (el país que atrae más capital de riesgo en LATAM) ya lo hicieron, hoy los niños y niñas quieren ser futbolistas o emprendedores.
¿Cómo cambiamos la connotación de la palabra? Presentando casos de éxito y recordando que no todo nace grande, tenemos que construirlo.
Para empezar a darle un valor positivo a la palabra, queremos compartir lo que nuestros emprendedores piensan que describe la palabra emprendedor: Resiliente, Innovador, Crear, Tenacidad, Pasión, Orgullo, Perseverancia, entre otros. Todas palabras con connotación positiva, muy contrario a algo insignificante.
Aún más, emprender puede significar para alguien cambiarle la cara a su país. En el FLII Centroamérica, conocí a Stéphane Baptiste, cofundador de Kreyol Essense, un startup que manufactura productos de belleza con insumos nativos de Haití. Stephane y su cofundadora se dieron a la tarea de demostrarle al mundo que, a pesar de todas las noticias de Haití, se puede crear una marca de belleza top y con esto cambiarle un poco la cara a su país.
Digan con orgullo que son emprendedores, los necesitamos para sacar adelante a nuestros países.
Entonces:
Tenemos que fomentar una cultura emprendedora en nuestros países, no porque sea cool recibir capital de riesgo, sino porque lo necesitamos. Los emprendedores de hoy van a liderar el desarrollo económico de nuestra región. No podemos esperar a que alguien nos venga a salvar, nosotros mismos lo vamos a hacer y los emprendedores son una pieza fundamental.
Empecemos por entender que no todos los emprendedores son iguales y que, por ende, cada uno requiere diferentes tipos de apoyo para cumplir su misión. Y por último, emprendedores: ¡digan con orgullo lo que son! Están construyendo las bases del futuro de nuestros países.
Si llegaron hasta acá y todavía tienen duda de cómo llegué al mundo de capital de riesgo, diría que por un lado ver a mi papá emprendiendo me permitió sentirme cómodo en un mundo de incertidumbre y tener confianza en que con trabajo todo se puede. Por otro lado, tengo que agradecerle a un amigo de la maestría, Luis Jiménez, quien me dijo “mae, esa oferta que acaban de subir la leí y me parece que es para usted”– Gracias Luis porque apliqué y empecé a trabajar en esta industria.
¡Pura Vida!